El Hospital Víctor Larco Herrera, la institución psiquiátrica más emblemática del país, hoy está en el ojo de la tormenta. El 27 de agosto de 2024, el médico cirujano Edgar Miraval Rojas fue designado como director general encargado, pero no es la primera vez que Miraval ocupa el cargo. En 2011 fue cesado por incapacidad funcional, pero, increíblemente, trece años después regresó a la misma silla directiva. Una vuelta que ha despertado la indignación de trabajadores y especialistas.
Uno de sus primeros movimientos fue designar a Jonny Choquehuanca Pacheco como jefe de Servicios Generales y Mantenimiento, pese a estar inhabilitado por la Contraloría. Aun así, se le dio poder dentro del hospital. El colmo llegó cuando en mayo de 2025 se confirmó su inhabilitación, y peor aún, cuando se supo que Choquehuanca enfrentaba una denuncia por chantaje sexual en Ica.
Según fuentes de este hospital, Miraval abrió las puertas del hospital a sus familiares y allegados. El arquitecto Leonardo Callañaupa Condori, pareja de su hija, obtuvo contratos por más de S/ 36 000 gracias a las Órdenes de Servicio N.º 146 y N.º 246. Como si fuera poco, en octubre de 2024 se sumó su sobrina-nieta, Xiomy Andrea Bojorquez Fuentes, con un salario de S/2,683.17 mensuales.
Los denunciantes señalan que en junio de 2025 se designó a Miguel Genaro Huamán Luján en el mismo cargo que Choquehuanca, pese a que tenía una suspensión vigente en el Registro Nacional de Sanciones contra servidores civiles.
JURISTAS consultados señalan que estos actos no son simples irregularidades administrativas. Podrían configurar delitos como nombramiento indebido (Art. 399 CP), negociación incompatible (Art. 400 CP) y colusión (Art. 384 CP).