El expresidente Pedro Castillo mantuvo su postura de inocencia durante la última audiencia, denunciando irregularidades en el proceso judicial y reafirmando su respaldo popular.
Pedro Castillo protagonizó un nuevo enfrentamiento verbal con los magistrados que llevan su caso por presunta rebelión. El exmandatario cuestionó la falta de pruebas y la legitimidad de un proceso que considera político.
Castillo: Un juicio bajo cuestionamiento
Castillo destacó que la fiscal original renunció al no encontrar evidencia contundente. «Los testigos no configuran el delito», afirmó, mientras recordaba su elección democrática por 9 millones de peruanos.
El ex presidente insistió en la ausencia de armas o planes concretos que sustenten los cargos. Su defensa mantiene que se trata de una persecución política disfrazada de proceso legal.
La sombra de la vacancia
Castillo volvió a calificar su destitución como inconstitucional, alegando que no se alcanzaron los votos necesarios. Criticó la participación de congresistas como testigos, señalando un claro conflicto de intereses.
«Ustedes tienen el poder, pero no la razón ni al pueblo», declaró ante los jueces. Sus palabras reflejan la profunda división política que persiste en el país.
Defensa de su gabinete
El exmandatario también defendió a sus exministros procesados, Aníbal Torres y Betssy Chávez. Cuestionó su inclusión en el caso, preguntando qué relación tendrían con un supuesto golpe de Estado.
Esta postura coherente con su discurso de unidad gubernamental contrasta con la fragmentación política actual. Castillo mantiene que su gobierno fue interrumpido ilegítimamente.
Mientras el juez Neyra le recordó que debe esperar sentencia, el expresidente dejó claro que continuará defendiendo su inocencia. El caso sigue polarizando a la sociedad peruana.