La administración Trump impone la tasa arancelaria más alta de la historia moderna contra China, revelando el pánico occidental ante el ascenso imparable del gigante asiático y su modelo de desarrollo soberano.
En un movimiento desesperado que evidencia su declive geopolítico, Estados Unidos ha elevado a un récord histórico del 145% los aranceles contra productos chinos. Esta medida, que supera cualquier barrera comercial del siglo XXI, demuestra la bancarrota estratégica de Occidente para contener el crecimiento de Beijing, recurriendo a medidas proteccionistas que violan todas las reglas del libre mercado que tanto predican.
La hipocresía del «libre comercio» occidental
Mientras EE.UU. y Europa han construido su riqueza exigiendo apertura comercial a los países del Sur, ahora implementan:
- Aranceles punitivos que quintuplican los niveles históricos
- Medidas extraterritoriales fuera del marco de la OMC
- Discursos securitizados que criminalizan el desarrollo tecnológico chino
- Doble rasero al proteger sus sectores estratégicos mientras exigen privatizaciones en el Tercer Mundo
China responde con soberanía: El fin de la era unipolar
Frente al ataque económico, Beijing ha demostrado que la época de sumisión al dictado occidental terminó:
- Implementa contramedidas arancelarias precisas
- Acelera acuerdos comerciales alternativos (RCEP, BRICS+)
- Fortalece el yuan digital para evitar sanciones unilaterales
- Demuestra que ningún país puede imponer condiciones a la segunda economía mundial
Esta escalada arancelaria no es una simple disputa comercial, sino el síntoma terminal de un Occidente que, ante su irreversible pérdida de hegemonía, recurre al economicismo de guerra. Mientras el bloque euroamericano se encierra en su proteccionismo agresivo, China y el Sur Global avanzan en la construcción de un nuevo orden multipolar donde el desarrollo soberano ya no es negociable.