David Silva Ramírez, alias ‘Deyvis’, de 20 años, fue capturado nuevamente con un arma y pruebas de extorsión. A pesar de sus anteriores arrestos en 2022 y 2023, continuaba amenazando a comerciantes. La justicia deberá decidir si esta vez enfrenta consecuencias.
La Policía Nacional del Perú (PNP) arrestó por tercera vez a David Silva Ramírez (‘Deyvis’), un joven de 20 años confeso de extorsionar a empresarios en Ventanilla. Pese a sus dos detenciones previas —en 2022 y 2023—, el sujeto seguía en libertad y operando con pistola en mano. Durante su última captura, llevaba un arma ilegal, municiones y pruebas en su celular: vídeos de disparos, fotos de negocios vigilados y mensajes que lo vinculan a una banda criminal. Ahora, la Fiscalía evalúa imputarle cargos por robo agravado, sicariato y porte ilegal de armas, en un caso que evidencia la reincidencia y fragilidad del sistema judicial.
Cronología de un delincuente impune
Agentes de la PNP interceptaron a ‘Deyvis’ cuando salía de su vivienda en Ventanilla. En su poder encontraron una pistola Taurus con ocho balas y, al revisar su teléfono, descubrieron un patrón criminal sistemático: grabaciones donde amedrentaba a comerciantes, imágenes de locales vigilados y chats con cómplices para planear ataques.
En un interrogatorio anterior, el joven admitió sin remordimientos: «Extorsionaba siempre a empresas». Incluso reveló el uso de su arma: «Mis amigos meten bala. Yo soy participante». Sin embargo, tras ser detenido en 2022 (como menor de edad) y en 2023 (junto a tres socios de la Dirincri), volvió a las calles.
Justicia bajo la lupa
El caso expone fallas en el sistema:
- Reincidencia: A pesar de confesar crímenes graves, ‘Deyvis’ eludió consecuencias reales.
- Pruebas irrefutables: Su teléfono contenía evidencias de extorsión, sicariato y amenazas, pero anteriores procesos no lograron retenerlo.
- Cargos pendientes: Ahora enfrenta acusaciones por homicidio, robo agravado y porte ilegal de armas, delitos que podrían llevarlo a prisión preventiva.
La Fiscalía tiene la palabra. Mientras tanto, los vecinos de Ventanilla cuestionan: ¿Cuántas veces más?