En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez
Duele decirlo, pero todo el país supura corrupción a chorros. Ya no se encuentra recoveco alguno exento de este mal sistémico. Con razón Edgar Allan Poe decía que “el hombre es un animal que estafa, y no hay otro animal que estafe además del hombre”. De terror. El mal olor en el Perú se siente aquí, allá y acullá (política, deporte, etc.). Y lo más peligroso radica en que cada vez menos ciudadanos se tapan la nariz. Una situación que otros definen como la mimetización con la podredumbre.
¿Por qué estamos fregados en el fútbol, con un campeonato miserable y una selección en cuidados intensivos? Esa pregunta ni se pregunta. Un revendedor de entradas estaba al mando de la FPF. De planificación, cero. De trabajo funcional, nada. Solo preocupación por sus bolsillos y el de sus secuaces. Según Umberto Jara, Agustín Lozano botó a Ricardo Gareca porque no quería pagar el precio del éxito asegurado y quedarse con ese dinero. Al final, lo barato nos está costando caro. Y la corrupción a punto de eliminarnos. ¿O ya lo estamos?
A nivel político ya todos sabemos lo bajo que vuelan nuestras autoridades. ¿Qué fue de Pedro Castillo? En barbadillo, por golpista y organización criminal. ¿Dónde está Alejandro Toledo? Preso allí mismo, sentenciado a 20 años por coimero. Y la retahíla sigue con Ollanta Humala (junto a Nadine) y Martín Vizcarra en juicio oral y la soga al cuello por el mismo delito. Y ni habla del peluquín en referencia a este Congreso lleno de mochasueldos, vividores y especímenes repugnantes.
¿Por qué hay tantos partidos políticos que buscarán el poder en todas las instituciones del Estado en 2026? ¿Por la vocación de servicio? Wiflas. Porque allí está el negocio, la mamadera, la posibilidad del faenón, la cuchipanda, el dinero público al alcance del uñazo. Mientras tanto, que el pueblo se friegue, al diablo con la seguridad y el factor representatividad. Escrito está que la política no es mala. Lo malo son los políticos que la corrompen. Y en nuestra comarca los tenemos a montones. Son una plaga.
(Sumilla)
“Escrito está que la política no es mala. Lo malo son los políticos que la corrompen. Y en nuestra comarca los tenemos a montones”.