Abandonó sus estudios de medicina, fue cobrador de combi y luego ambulante, confeccionó corbatas exclusivas al extinto presidente de la República Alan García. Conozca la increíble historia de Marco Alpaca
Ejemplo de superación. Marco Alpaca, gerente de D’ocram, marca tendencia de la moda en El Emporio Comercial de Gamarra, por su variada gama de colores y tipos de ternos que se han convertido en la preferida por profesionales, personalidades de medios de comunicación. Por su excelente trabajo, hasta llegó a confeccionar las corbatas al extinto presidente de la República Alan García.
Alpaca tiene 52 años, y 23 de ellos se la pasó en el corazón del comercio peruano: Gamarra. Antes de ser el exitoso empresario de una marca de ternos para caballeros y ahora para damas, fue cobrador de combi durante tres años. Por su voluminoso cuerpo y lentitud, no lo querían en el rubro del transporte, más aún si no cumplía con ser un avispado ‘jalador’.
Dejó la Medicina
Nuestro entrevistado cuenta para Diario UNO que, en ese interín, aprendió no solo a pescar pasajeros, sino a observar. “Aprendí a identificar al cliente antes que él llegue a mí”, reflexiona.
Antes de ser el gerente general de la marca D’OCRAM— palabra patentada que en realidad resulta ser su nombre al revés—, Marco Alpaca pasó una víspera de Navidad sin concretar ni una sola venta desde su local recién estrenado de ropa interior. La frustración lo embargó cuando vio un mar de gente peleando con los guardias de seguridad para intentar ingresar a la galería de al frente, mientras que al suyo ni la sombra de un perro se asomaba. Concluyó que estar en Gamarra no lo era todo.
Sentía que debía esforzarse más, no en vano había ocupado cada año el primer puesto en su colegio e ingresado a la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos, Escuela de Tecnología Médica, Área de Laboratorio Clínico, que años más tarde abandonaría en búsqueda de un trabajo inmediato para proveer a su madre enferma y motivos económicos.
La Covid lo devolvió a las calles
Esa quizá fue la primera de un eslabón de crisis que experimentó en su vida. La última, fue hace 1 año, cuando un virus mundial lo devolvió a la calle. De ser el gerente de su propia marca, se volvió un escurridizo ambulante en las afueras del emporio comercial, por el jirón Huánuco, Parinacochas y el Centro de Lima, al vender mascarillas y mamelucos bajo la persecución innoble del serenazgo en una época de cuarentenas prolongadas. No lo podía creer.
Los días previos a la primera cuarentena del 2020, los proveedores pusieron en marcha una cobranza maratónica de deudas a los microempresarios que, en un año normal, les hubieran dado mayor plazo. Sin embargo, el panorama no pintaba bien tras el fugaz aumento de casos de coronavirus y la incertidumbre económica.
“La esencia del negocio de Gamarra son los círculos constantes. Se vende, se invierte. La pandemia nos agarró muy mal parados. Todos los proveedores intentaron cobrar las deudas. Comenzamos a cancelarlas y luego nos dimos cuenta de que ya no había liquidez”, recuerda.
Hombre de fe
Marco Alpaca es un hombre de fe. Los únicos días que toma como descanso en el año son Viernes Santo y Navidad. Él sabía que lo que estaba afrontando era una fuerte prueba que Dios le había puesto y que algo tenía que aprender de ella, por eso es que, pese a la vergüenza, nada lo hizo desfallecer.
“La calle era dura, pero fue lo mejor que me ha pasado porque encontré gente muy recordada. Muchos de mi alrededor también habían tenido negocios. Empezamos desde cero con mucho esfuerzo, ahora muy decididos con una perspectiva nueva ampliamos el rubo al público femenino con una buen acogida en el mercado, gracias Dios”, cuenta Marco Alpaca, hoy ya nuevamente reinsertado en su empresa.
“A pesar de todo estamos entrando a nuestro mejor momento del producto. Hoy la única manera de ser visible es con las redes sociales. Antes la tienda física era el centro de todo, y lo digital era un complemento. Ahora es al revés. El que no está en redes, no existe”, relata y agrega que, a pesar de ello, se muestra más preparado frente a lo que pueda venir.
‘La ropa, si hace al monje’
“Nosotros confeccionamos indumentaria para abogados, sacerdotes, médicos, cada profesional es una vestimenta diferente para desarrollar sus labores. Haciendo alusión a lo que decía mi abuela: La ropa no hace al monje, la ropa si hace al monje. La ropa es una apertura a través de la visión, te hace protagonista de tu momento y esa es la idea que tenemos en D’Ocram”, puntualiza con mucha seguridad el empresario gamarrino.
Dato:
Corporación Textil » D’ocraM”. Empresa Dedicada a la Confección, Distribución y Comercialización de prendas de vestir formal para caballeros, damas y niños. Encuéntranos en redes sociales y en GAMA MODA PLAZA – sótano 107-108 (costado de la entrada principal del Supermercado Metro).