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Gabinete Otárola pide cambio a gritos,pero presidenta Boluarte no escucha

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CASI TODOS los analistas políticos consideran que enero va a culminar como un mes perdido, porque el
Ejecutivo no ha adoptado ninguna medida para corregir los gruesos errores de su primer año de gestión

Quienes conocen de cerca las altas esferas del poder afirman que los ministros parecen un grupo de zombis: el de Economía Alex Contreras deambula pos su despacho sin atreverse a hacer ninguna declaración ni tomar ninguna medida, la ministra de Cultura Leslie Urteaga -como el aprendiz de brujo- no tiene idea de cómo resolver el conflicto social de Machu Picchu por el boletaje que ella ayudó a crear, el ministro del Interior conoce el malestar existente al interior de la PNP por la injusticia del cambio de su director general.
Mientras tanto, la presidenta y el primer ministro como si estuvieran en un juego “cambian figuritas” con nombres de posibles nuevos ministros, pero se resisten a los cambios pensando que todo es sólo un complot mediático.
FICCIÓN ESTADÍSTICA
El primer problema de fondo es el económico. Cualquier país en recesión, se pone en estado de alerta permanente y adopta medidas de emergencia. Pero en nuestro caso nada de eso ha ocurrido. El ministro Contreras en su única declaración de este mes ha dicho que vamos a crecer en enero y que empieza la recuperación de la economía nacional. Pero los economistas académicos lo contradicen, porque el crecimiento de enero de este año, de darse, se mide sobre el mes de enero de 2023 que fue el más convulso del año pasado y en el que, lógicamente, la producción acabó afectada. Es una ficción estadística, recuperación real no hay.
El segundo problema es el social. La improvisada manera en que el ministerio de Cultura, intentó corregir la corrupción en la venta de boletos para Machu Picchu, sin diálogo y con absoluto desprecio por la población cusqueña, en general, y del distrito en particular, ha devenido en cierre de la vías férrea, cientos de turistas varados, pérdidas de todos los operadores turísticos y no se ve ninguna vía de solución.
El tercer y más grave problema es el político. El incidente de Ayacucho, protagonizado por la presidenta, acabó con el retiro del jefe de la DINI y del director general de la PNP y, cuando se creí ya cerrado, se llevó también al jefe de la Casa Militar de Palacio de Gobierno. Aquí el problema es que el ministro aprovecho del pánico para pelearse con su asesor principal y realizar cambios a diestra y siniestra. Decisión que fue replicada por la renuncia de los cuatro más altos funcionarios del sector. El jefe saliente de la PNP no dudó en expresar su disconformidad con su retiro y hasta apareció en televisión, acorpachado por el gran malestar interno en la institución creado por el ministro.
En los tres casos, la raíz del problema es el mismo. Los ministros se han equivocado en sus decisiones pero se niegan a reconocerlo e insisten en sus puntos de vista, sin interesarles el desgaste adicional que crean a un gabinete ya bastante devaluado.
SE BUSCA
La continuidad del gabinete es solo una calma chicha. Los primeros efectos de El Niño, que se han sentido con mayor intensidad en la semana pasada, y que fue una de las razones por las que se aplazaron los cambios podría jugar hoy además en sentido contrario, acelerando los relevos. Así lo indican que, tanto la presidenta como el primer ministro, anden a la búsqueda de nombres que puedan reforzar al equipo ministrial.
El problema es que cada uno de ellos quieren hacer prevalecer sus propuestas y eso entrampa una definición. Además, muchos de los nombres barajados tienen muy buenas currícula, pero carecen de experiencia política. Solo la semana pasada las declaraciones de Juan Carlos Mathews, ministro de Comercio Exterior y Turismo, sobre que la presidenta estaba pensando viajar a Puno, demostró que los mejores técnicos pueden ser los peores políticos, pues estuvo a punto de agriar la tradicional celebración de la Virgen de la Candelaria. Además, sin sintonizar con el estado de ánimo ciudadano, presidenta y primer ministro solo tienen en sus listas de posibles ministros a personajes de centro derecha, como los actuales, sin darse cuenta que no solo hay que cambiar de nombres sino también de composición del gabinete, haciéndolo más plural y más cercano a la población.

TAMBIÉN VIENE.
Otro flanco que el ministro Alex Contreras está legando a su sucesor es el recorte presupuestal a las regiones. En varias de ellas, como Arequipa, se vienen preparando paros de protesta.

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