Economía de América latina mejoró 3,7 % 

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    EN 2022, SEGÚN LA CEPAL 

    La región latinoamericana creció 3,7 por ciento interanual en 2022 y Argentina lo hizo en un 4,9 por ciento, según las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentadas en su Anuario Estadístico. Se confirmó una desaceleración a casi la mitad respecto del 2021, cuando la región había crecido 6,7 por ciento y Argentina 10,4 por ciento, si bien buena parte de ese impulso se explicaba por un efecto estadístico. La estimación oficial de Indec para 2022 fue algo superior a la de Cepal, pues computó un crecimiento del 5,2 por ciento.

    De acuerdo con el análisis de la Cepal el “agotamiento del efecto rebote” de la pospandemia sumado al “impacto y los efectos de las políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones del gasto fiscal, menores niveles de consumo e inversión; y el deterioro del contexto externo” explicaron la desaceleración de todas las economías de la región en 2022.

    Entre los países que lideraron el crecimiento en 2022 se ubican las islas de Barbados, Belice, Santa Lucía, las Bahamas y el Caribe, con tasas cercanas al 10 por ciento. Le siguen Panamá y Colombia, con un crecimiento de 8,4 y 8 por ciento estimado, respectivamente. 

    Luego se ubican las economías de Uruguay y Argentina cuyo PBI aumentó 5,4 y 4,9 por ciento en cada caso. Y con tasas cercanas al tres por ciento se encontraron Bolivia con 3,5 por ciento, México con 2,9 y Brasil con 2,8 por ciento. Las únicas economías con números negativos fueron Haití (-2 por ciento) y Paraguay (-0,3 por ciento).

    El Anuario Estadístico de la Cepal es un informe abarcativo que incluye estadísticas sobre educación, salud y vivienda, así como la población, la pobreza y género, entre otros temas. La Cepal señaló en su comunicado que “hay una leve recuperación en algunos indicadores tras la pandemia de Covid-19”, entre ellos la pobreza, que si bien se extiende a 32,3 por ciento de la población de la región (con un 12,9 por ciento en situación de pobreza extrema o indigencia), presentó una caída de 0,5 puntos porcentuales respecto a 2021. Por otro lado, la tasa de participación laboral se elevó a un 61,4 por ciento frente al piso de 57,8 registrado durante la pandemia en 2020.