Una perspectiva crítica de los datos y la metodología de la ciencia económica
Publicado el 23/05/2025
En la revista Real-World Economic Review, Numero 108 de julio de 2024, el Prof. Carlos Guerrero de Lizardi, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México publicó una mirada crítica sobre cómo se están procesando los datos o estadísticas, sin o libre de teorías. Su aporte es ahora más pertinente en los tiempos de la inteligencia artificial.
El autor parte señalando que, desde finales del siglo XIX, la medición ha sido parte integral de la economía. Actualmente, gracias a las potentes tecnologías de la información y al desarrollo de software, vivimos en la era del big data y su engañosa ciencia de datos sin teoría o libre de teoría. En este contexto histórico, se ha normalizado la vida en una tiranía de métricas, es decir, en una era de medición errónea, sobre medición, medición engañosa y medición contraproducente.
Un brillante epígrafe colocado por Guerrero de Lizardi citando a Ray Bradbury en el libro Fahrenheit 451 (1954) ubica la problemática: Llénalos de datos incombustibles, llénalos de hechos hasta el límite que se sientan atiborrados, pero absolutamente brillantes de información. Entonces sentirán que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse. Y serán felices.
Contenido
Tomando como contexto el enfoque de la medición en economía, el artículo desarrolla una perspectiva crítica de los datos. Para lograrlo, primero se revisan las principales características de la economía y las clases de datos que produce y consume como ciencia empírica y pseudo experimental. En esta se abordan cuestiones importantes, entre ellas la no neutralidad de los instrumentos de medición y sus límites epistemológicos (rama de la filosofía que estudia el conocimiento: su naturaleza, posibilidad, alcance y fundamentos).
En segundo lugar, se desarrolla el concepto del PBI como un caso de medición teórica y el índice de precios al consumidor (IPC) como un caso de medición sin teoría. En tercer lugar, se concluye con recomendaciones para superar la frecuente aplicación de métodos no científicos por parte de los institutos de estadística, provocada, por la imposición axiomática del equilibrio (lo irrefutable según la teoría económica estándar).
Ciencia empírica
La economía, para el autor, como cualquier otra disciplina, es inherentemente social e histórica. Sin embargo, es también una ciencia empírica, a diferencia, por ejemplo, de la física cuántica teórica, y pseudo experimental. Nuestra ciencia es empírica porque sus objetos de estudio —los procesos económicos con sus insumos y productos, los múltiples resultados, etc.— existen fuera de nuestras cabezas.
Los datos son, ni más ni menos, una forma de recreación de nuestros objetos de estudio y no son, en ningún sentido, el resultado de experimentos controlados realizados en un laboratorio. Los datos se basan en la teoría económica y su práctica. En consecuencia, como productores de datos, debemos ser cautelosos al manipular instrumentos, ya que puede resultar difícil distinguir entre los hechos sobre el fenómeno y los artefactos (hallazgo espurio causado por procedimientos defectuosos) creados por el instrumento.
Asimismo, los científicos ya no abordan el contexto social del conocimiento. Realizan investigación positiva, mientras que todo conocimiento se desarrolla dentro de una relación de poder, y bajo estas relaciones se generan nuevos conocimientos y discursos. El conocimiento siempre está arraigado en una estructura de poder. Hoy en día, la investigación positiva se realiza sin reconocer que uno está bajo el influjo de ese poder y sin reflexionar sobre el contexto social del conocimiento.
La no neutralidad
Guerrero de Lizardi señala que el punto de partida para recrear nuestros objetos de estudio como datos es la teoría; aunque también en algunos casos se desarrollan instrumentos sin teoría. Por otra parte, los objetos de estudio en economía son los procesos estocásticos (no deterministas), por lo que la aplicación rutinaria de algoritmos, es decir, instrumentos matemáticos, para desestacionalizar y extraer la tendencia, entre otros ejemplos contradice su naturaleza probabilística.
En las ciencias, las ideas teóricas preceden a la invención de los instrumentos de medición y, evidentemente, al acto mismo de medir, no al revés. Así es como funciona la mente del homo sapiens. En segundo lugar, y como consecuencia, se reconoce que, si bien existe un
proceso recursivo permanente entre la teoría y la práctica −el acto de medir en nuestro caso−, la fuerza de la abstracción es su origen.
Por tal razón, tienen limitaciones desde un punto de vista epistemológico en la medida en que los datos constituyen una recreación basada en conocimientos teóricos y, en segundo lugar, son el resultado de la utilización de instrumentos de medición sesgados.
Medición con teoría
La medición del PBI parte de teoría ad hoc donde el capital genera valor, a diferencia de la teoría del valor trabajo, entre otros elementos. Asimismo, según Guerrero de Lizardi el análisis de datos se debe caracterizar por tres cualidades: invariancia, exactitud y precisión.
Al respecto, las Cuentas Nacionales podrían denominarse: Las mejores estadísticas de Cuentas Nacionales porque, sin este calificativo, los usuarios podrían pensar que son tan fiables como las cuentas comerciales de una empresa. Esto no es cierto. En particular, si bien el PBI por razones técnicas, suele expresarse en millones de unidades de la moneda nacional, los usuarios deben ser conscientes de que distan mucho de ser precisos en millones.
De hecho, las Cuentas Nacionales, en particular el PBI, no son el resultado de una única gran encuesta para la que se pueda compilar un intervalo de confianza. Son el resultado de la combinación de una compleja mezcla de datos procedentes de diversas fuentes, muchos de los cuales requieren ajustes para incorporarlos a una base de datos de Cuentas Nacionales y que se ajustan posteriormente para mejorar la coherencia, a menudo utilizando métodos no científicos.
Crítica marxista
Guerrero de Lizardi menciona que el PBI constituye un ejercicio de medición teórico, pero, como economista marxista, debe subrayar que solo el trabajo crea (nuevo) valor; el punto aquí es claro. Asimismo, se debe destacar el reconocimiento mencionado en los manuales de las Cuentas Nacionales de que el consumo de capital fijo es uno de los elementos contables más difíciles de definir conceptualmente y de estimar en la práctica.
Esto demuestra la debilidad de la teoría del valor que sustenta la medición del valor añadido. Su dificultad para distinguir entre neto y bruto contamina diversas variables clave, como, una vez más, el PBI, la renta nacional, el excedente de explotación y la formación de capital fijo. En este sentido, se recomienda a las agencias de estadística que, como primera opción, informen las variables en juego en términos netos.
Por otra parte, alineado al pensamiento de Marx, la masa de tiempo de trabajo directo, la cantidad de trabajo empleado, son el factor determinante en la producción de riqueza. Pero a medida que se desarrolla la gran industria, la creación de riqueza real pasa a depender menos del tiempo de trabajo y de la cantidad de trabajo empleado que del poder de los agentes puestos en marcha durante el tiempo de trabajo.
Medir sin teoría
El autor anota que una conceptualización del IPC basada en el costo de los bienes implica una medición sin teoría. Por otro lado, la evaluación del costo de vida debería revisarse considerando las críticas a la comparación y agregación de niveles de utilidad o la inutilidad del supuesto de preferencias idénticas, entre otras cuestiones teóricas. Además, las mediciones obtenidas con los instrumentos de medición seleccionados refuerzan las creencias teóricas en juego.
Cualquier índice de precios es un índice ponderado promedio de índices de precios. Por lo tanto, por definición, elimina su dispersión, creando la ilusión de que existe un precio único para cada bien y un nivel de precios único para la economía en su conjunto. En una posición más crítica, ya no debería ser plausible, ni siquiera para los convencidos creyentes del nivel de precios, que toda la situación pueda resumirse efectivamente en un único número. El nivel de precios solo existe en la imaginación de los economistas. Como científicos, es hora de analizarnos críticamente.
Problemas reales
Guerrero de Lizardi anota que los principales problemas de medición estadística que se consideran en el artículo están presentes en los datos oficiales de cualquier país y, por consiguiente, han sido analizados con frecuencia por expertos y expertos externos; algunos de sus favoritos son Moulton (2018) y Kokoski (2013).
Por otra parte, se destaca que la imposición axiomática del equilibrio obliga a los responsables de las estadísticas, para no tener ni un solo dólar de sobra ni de menos, a utilizar métodos no científicos. Como ejemplo más visible, se recuerda el PBI, en cuyo caso la medición con los tres enfoques (sectores productivos, gasto e ingreso) arroja el mismo resultado numérico, y una diferencia aritmética, en el mejor de los casos, se denomina discrepancia estadística.
Lo que se debe hacer
Guerrero de Lizardi apunta que, para evitar la aplicación de métodos no científicos, en primer lugar, las agencias de estadísticas deben publicar los datos con los ajustes mínimos, incluso si no se cumplen las ecuaciones en cuestión. En segundo lugar, compartir los datos ajustados con los usuarios paso a paso.
Simultáneamente, las autoridades deben documentar cada decisión tomada para elaborar la versión final de las Cuentas Nacionales, tan simple como eso. Esto significaría que la compilación del sistema dejaría de ser una construcción ad hoc y, tan importante como eso, si no más, implicaría una mejor aproximación al tema en cuestión.
Instrumentalismo neoliberal
Aunque si ser mencionado por Guerrero de Lizarde, Milton Friedman a través de su artículo sobre la metodología de la economía positiva (1953) crea las bases para un instrumentalismo metodológico que sirve de base a las prácticas neoliberales. Él sostiene que una teoría no debe juzgarse en base al realismo de sus supuestos, sino más bien por la concordancia de sus consecuencias lógicas con los fenómenos que la teoría pretende explicar.
De esta forma, según Friedman, debido a que el realismo completo es claramente inalcanzable y preguntar si una teoría es suficientemente realista depende de si proporciona predicciones que sean suficientemente buenas para el propósito perseguido, o mejores que las predicciones provenientes de teorías alternativas. Así pues, Friedman parte de las estadísticas para llegar a la teoría utilizando un instrumentalismo excesivo. Dice Quijano (1981) que esto implica que el investigador quede limitado a las precisiones o ajustes con respecto a la teoría ya existente.
Asimismo, ceñirnos a la evidencia empírica para crear teoría puede generar relaciones espurias o de pura coincidencia. Por otra parte, limitar el cuestionamiento de una teoría a la prueba empírica de los fenómenos es un error importante, ya que existen desarrollos teóricos que no pueden ser sujetos a prueba. Además, puede interpretarse, tal como señala Quijano (1981) que las teorías -según Friedman- no sujetas a prueba deban rechazarse.Por último, debe señalarse que la visión de Friedman se contrastaba con la de Joan Robinson (1976), quien planteaba que la capacidad de los modelos o teorías económicas (representación simplificada de la relación entre distintas variables que explican cómo opera la economía o un fenómeno en particular) se basaba en términos de la mejor abstracción de la realidad y no en su simple capacidad predictiva. Con todo esto, Friedman y sus seguidores actuales, generaron grave daño a la ciencia económica.