¿Pienso en mi interlocutor?
Publicado el 08/09/2025
¿Me importa el otro? ¿Sé cuánto conoce del tema del que le voy a hablar? ¿Me he tomado la molestia de pensar o averiguar cuáles son sus intereses?
Hace poco conduje un taller dirigido a secretarias, y cuando les estaba hablando de la importancia de que, cuando atendieran el teléfono, no se distrajeran hablando con otra persona en la oficina, una de ellas preguntó: «¿Y si quien me interrumpe es mi jefe?». Toda la sala se alborotó con un murmullo de afirmación, lo que me confirmó que este comportamiento invasivo de los jefes es parte del día a día de las secretarias.
Se trata de jefes que creen, equivocadamente, que comunicar equivale a dar órdenes, rápido y con voz fuerte, y ni siquiera se detienen a asegurarse de si estas han sido comprendidas. Claro que no lo dicen explícitamente, pero su mensaje es más o menos el siguiente: «No me importa quién eres ni lo que estás haciendo. Me importa lo que yo necesito en este momento, ¡y deja de hablar por teléfono porque te estoy hablando!». Un monólogo proveniente del mal ejercicio de la autoridad.
Otro ejemplo distinto de monólogo es el de los expositores que no se toman el trabajo de pensar en qué características tiene su auditorio. A ellos les interesa decir lo que tienen que decir y punto, son incapaces de ponerse en los zapatos del otro, que con frecuencia no se siente con la suficiente confianza para poder decir «no entiendo».
Esto me pasó en un taller de integración organizado por una empresa dedicada a la metalmecánica. Durante algunos días, administrativos y operarios se habían conocido y reconocido, habían intercambiado experiencias y manifestado sus demandas. Aparentemente, todos estaban muy contentos y sentían que el taller había marcado un antes y un después en la comunicación de la empresa, que a partir de entonces iba a ser más efectiva y amable.
Entonces, la supervisora tomó la palabra para agradecer nuestro trabajo, y dijo algo como lo siguiente: «Ahora que nos conocemos mejor, podremos manejar de manera más efectiva los próximos deadline…». Observé los rostros y comprobé que la mayoría de los participantes, no habían entendido a qué se refería. Apenas acabó su intervención, le hice notar lo que había pasado y se disculpó, para luego aclarar que estaba hablando de los plazos de entrega, término que sí fue comprendido por todos.
“Se trata de jefes que creen, equivocadamente, que comunicar equivale a dar órdenes, rápido y con voz fuerte.”
(*) “Comunicación en el trabajo”, J Lertora, Ed. Conecta, Lima 2018