Obras invisibles, corrupción visible

Publicado el 19/08/2025

En el Perú, las obras no se terminan: se abandonan. Y cuando se abandonan, se convierten en cementerios de fierros oxidados, en hospitales fantasmas y en carreteras olvidadas. Lo que hoy ocurre en el norte del país es un retrato cruel de lo que es el Estado peruano.

La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) tiene más de 150 obras paralizadas. Algunas están al 80%, otras a punto de culminar. Entre ellas, proyectos claves para proteger a miles de peruanos de los desbordes de ríos, hospitales que podrían recibir pacientes hoy mismo, colegios que jamás verán a sus alumnos entrar. Lambayeque, Áncash y las regiones costeras padecen la crisis económica.

Más de 150 obras podrían detenerse. Según el Ministerio de Economía y Finanzas se requiere un adicional de más de 4 mil millones de soles. Es urgente, atender la continuidad de las obras y al mismo tiempo garantizar la estabilidad fiscal del país. La consecuencia de una parálisis no solo es un titular pasajero. Porque cuando las lluvias lleguen no habrá defensas ribereñas que contengan el desastre. Porque cuando los hospitales colapsen no habrá camas suficientes para atender a los enfermos. Y entonces vendrán las lamentaciones.

El abandono se ha vuelto la política más recurrente. Nadie asume la culpa. Los únicos que cargan con las consecuencias son los ciudadanos que cada año lo pierden todo.

El norte del país es testigo silencioso de esta dejadez. Los campesinos que ven cómo el río crece con furia saben que están solos. Las madres que llevan a sus hijos a postas sin medicinas saben que están condenadas a la espera. Los obreros que hoy dejaron de trabajar en esas obras saben que su esfuerzo fue desperdiciado.

Lo más indignante es la repetición del ciclo: promesas, abandono, desastre, lágrimas, nueva promesa. Como si se tratara de una obra de comedia que ya a nadie le causa gracia. 

El Perú es un país donde las obras se entierran antes de inaugurarse. Y con cada obra paralizada, con cada hospital abandonado, con cada defensa ribereña inconclusa, también se entierran las esperanzas de miles de peruanos.

El Perú es un país donde las obras se entierran antes de inaugurarse.

El Perú es un país donde las obras se entierran antes de inaugurarse.