La Ley de Amnistía a militares, policías y ronderos: un avance que no podía esperar
Publicado el 16/08/2025
En un gesto que la enaltece, la presidenta Dina Boluarte promulgó el jueves 14 de agosto reciente la Ley de Amnistía para los militares, policías y ronderos que nos defendieron de la insania genocida del terrorismo de izquierda, que asesinó a decenas de miles de peruanos durante casi dos décadas, allá por los 80s y 90s. Se trata de una ley que venía despertando las iras del sector progresista de nuestra izquierda criolla desde hace años, y que pocos políticos se atrevían a abordar de frente.
Como ya he opinado en varias ocasiones en redes sociales, para el que suscribe la responsabilidad de todas esas muertes recae exclusivamente en los ideólogos y dirigentes sanguinarios de Sendero Luminoso y movimientos adláteres, que conscientemente decidieron usar a la población civil como carne de cañón. Esto, dicho sea de paso, consta en varias secciones del vilipendiado informe de la CVR, que podrá ser objetable en muchas cosas, pero también tiene información valiosa. Pueden buscarlo allí. En efecto, los terroristas de SL adoctrinaron a la gente en ideologías descabelladas y asesinas en principio, pero también los reclutaron a la fuerza, reteniéndolos contra su voluntad para servir en su lucha armada sin sentido; se confundieron entre la población para convertirla en objetivos militares con engaños; y los asesinaron directamente cuando se negaron a ayudarlos en sus malévolos fines.
Por desgracia, la izquierda biempensante y derechohumanista, cuándo no, se ha dedicado a tergiversar estas verdades evidentes para echarles toda la responsabilidad de esas muertes a nuestras FFAA, que no hicieron otra cosa que defendernos. Tristemente, se cayó en principio en el juego malévolo que quería el terrorismo, eso todos lo sabemos, y murieron miles de peruanos que no debieron morir. Sin embargo, luego se mejoró la inteligencia, se aprendió a combatirlos, se colaboró con la población local, y se tuvo éxito finalmente en derrotarlos de una forma contundente con la captura de Abimael Guzmán y otros líderes del terror. Cualquier error fatal tristemente cometido en el proceso, como ya dije, es de responsabilidad exclusiva de la izquierda armada y terrorista, que buscó desde el principio conscientemente esos errores como parte de su estrategia maligna y genocida.
Todos esos que ahora se rasgan las vestiduras por esta ley, con manifiesta ignorancia y/o cinismo respecto de los hechos ocurridos, que vayan a llorar por tantos terroristas convictos y confesos que ahora andan libres gracias a las innumerables amnistías para terroristas promovidas por la izquierda caviar, esas sí jamás contestadas ni criticadas por los propietarios exclusivos de la superioridad moral. Muchos de esos sí son asesinos despiadados y no arrepentidos que hoy andan libres y hasta con indemnización del Estado, cortesía de los DDHH caviares, tanto en el Perú como en el extranjero. Lo cierto es que eso de defender terroristas también se ha convertido en un lucrativo negocio para algunos, ya que demandar al Estado paga bien; defenderlo (en la persona de las FFAA), por otro lado, no lo hace.
En fin, solo me queda manifestar mi agradecimiento profundo como peruano de a pie a los responsables por la gestación de esta Ley, que la mayoría de los peruanos (yo creo) saluda, porque era un acto de justicia para los efectivos de nuestras FFAA que nos defendieron, que ya no podía esperar más. Sirvan estas palabras desinteresadas de alguien que no tiene ninguna ambición política para llamar a la reflexión a los demás peruanos sobre los hechos de su historia reciente. A menudo la historia se nos cuenta con segundas intenciones, que no necesariamente son las que mejor convienen a la mayoría de la Nación. Este ha sido un claro ejemplo de eso hasta esta Ley.
Viva el Perú. Viva la paz. Viva el progreso.