La captura de “El Monstruo” y el desafío pendiente de lucha contra la criminalidad.

Publicado el 28/09/2025

La reciente captura de alias El Monstruo, uno de los criminales más buscados del país, representa un golpe importante contra las mafias que han sembrado el terror en nuestras calles. Su detención, producto de un operativo de inteligencia que demandó meses de seguimiento, refleja que cuando el Estado actúa con profesionalismo y decisión, es capaz de obtener resultados concretos frente a la delincuencia organizada. Pero más allá de la noticia inmediata, la captura nos recuerda la magnitud del problema criminal en el Perú y las tareas pendientes para enfrentarlo.

El Monstruo encabezaba una red de extorsión y sicariato que operaba en varias regiones, aprovechando la debilidad de las instituciones y la falta de control territorial. Durante años impuso el terror a comerciantes, transportistas y familias, cobrando “cupos” a cambio de seguridad y ordenando asesinatos para consolidar su poder. Su figura no es un caso aislado, sino el reflejo de cómo el crimen organizado ha penetrado en la vida cotidiana de los peruanos, desde las grandes ciudades hasta los distritos más alejados.

En este contexto, resulta evidente que la lucha contra la criminalidad no puede limitarse a la captura de un líder. Es indispensable fortalecer la presencia del Estado en el territorio y garantizar que las instituciones actúen con cohesión. No basta con operativos espectaculares: se requiere una política integral que incluya inteligencia, prevención, control fronterizo y un sistema judicial capaz de sancionar con firmeza. De lo contrario, cada delincuente capturado será reemplazado rápidamente por otro.

Hoy vivimos en un país donde la percepción ciudadana de inseguridad es tan alta que muchos consideran que las calles han sido entregadas a las mafias. Ante esta realidad, es imprescindible recordar que sin orden no hay justicia ni desarrollo. El orden debe ser asumido como principio fundamental del Estado, porque sólo garantizando seguridad se puede hablar de inversiones, educación o crecimiento sostenible.

El crimen organizado actúa como un poder paralelo que busca someter al ciudadano por el miedo. Enfrentarlo exige unidad nacional, no cálculos políticos. Experiencias pasadas, como la derrota del terrorismo en los años noventa, demuestran que la inteligencia y la coordinación interinstitucional son más eficaces que la represión indiscriminada. La captura de El Monstruo nos recuerda esa lección: la planificación y el trabajo profesional rinden frutos.

Sin embargo, este triunfo parcial debe ser el inicio de una estrategia más amplia. El Perú necesita recuperar el control de sus fronteras, desarticular los circuitos del narcotráfico que financian al crimen organizado y dotar a la Policía de recursos modernos para actuar con eficacia. El fortalecimiento de la justicia y la erradicación de la corrupción son, además, condiciones imprescindibles para no retroceder en la lucha.La captura de El Monstruo devuelve esperanza, pero también plantea una exigencia. La sociedad no puede conformarse con victorias aisladas, necesita un Estado firme, presente y capaz de proteger la vida de cada ciudadano. Porque en un país sin orden ni seguridad, lo que se debilita no es sólo la confianza en las instituciones, sino la democracia misma.