Inicio y final
Publicado el 09/11/2025
Las ciencias que se ocupan de estudiar nuestro cerebro, con sus diversos y complejos mecanismos, han demostrado, en lo que se refiere a nuestra memoria —qué, cómo y cuánto recordamos—, que nos resulta más fácil retener cómo empieza y como termina una actividad cualquiera. Más que lo que sucede en el transcurso, lo que se nos queda grabado es el inicio y el final.
Es fácil comprobar esta tendencia de la mente humana, que en Psicología recibe el nombre de efecto de primacía —recordar lo primero— y recencia —recordar lo último—: si, por ejemplo, tomamos una lista de palabras o de números, recordaremos con mayor facilidad el primero y el último.
Conocer este mecanismo de la memoria nos servirá para hacer cada vez más efectiva nuestra comunicación. Así, cuando tengamos que hablar ante un auditorio, si tenemos presente el efecto de primacía y recencia, sabremos que debemos concentrarnos en el inicio y en el final de la presentación.
Un comportamiento típico del público que evidencia este efecto es el que se produce inmediatamente después de que el expositor dice: «Para terminar…». Entonces, casi al mismo tiempo los oyentes se mueven, se acomodan, se disponen a escuchar atentamente, llevan al extremo su concentración con el fin de aprovechar al máximo las últimas palabras del expositor, sus conclusiones.
El inicio y el final, entonces, son momentos-oportunidad de cualquier exposición, reunión de trabajo o entrevista en que nos toque ser protagonistas. Esto quiere decir que debemos prepararnos para utilizarlos eficientemente en beneficio del mensaje que estamos intentando transmitir. Hay que desplegar al máximo nuestra capacidad de ser claros y concisos en esos dos momentos, en los que es crucial que nos entiendan fácilmente y retengan el breve mensaje que les entreguemos para que se lleven.
Si hemos convocado a un auditorio dispuesto a escucharnos, entonces debemos preocuparnos porque reciba un producto de calidad: nuestro mensaje debe ser expresado de manera simple, cercana y amable. Nuestras palabras de inicio prepararán a nuestros receptores para aguzar su mecanismo de atención, mientras que las que pronunciemos al final se irán grabadas en su memoria.
Recuerde, entonces, las palabras clave: inicio y final, y claridad y concisión
“El inicio y el final, entonces, son momentos-oportunidad de cualquier exposición”