Después de la guerra comercial: ¿diseñando nuevas reglas a partir de las ruinas del sistema previo?
Publicado el 22/08/2025
Hace poco más de cuatro meses presentamos en este espacio las propuestas de D. Rodrik (2024) y M. Pettis (2025) frente al nuevo proteccionismo. Estas procuraban la construcción de un nuevo orden económico internacional más consistente y plural, a la par de flexible y minimizando daños — lo más ideal—; lo cual implicaba en la práctica celebrar una reunión internacional como lo fue la conferencia de Bretton Woods en 1944. En junio reseñamos los planteamientos de E. Kilcrease y G. Gertz sobre como detener la actual guerra comercial y reordenar la economía mundial desde una mirada estadounidense.
En esta oportunidad se resume la propuesta de Michael B.G. Froman, quien es presidente del Consejo de Relaciones Exteriores. Se desempeñó como Representante Comercial de EEUU durante la administración Obama. Anteriormente, fue subsecretario adjunto del Departamento del Tesoro y asesor adjunto de Seguridad Nacional para Asuntos Económicos Internacionales durante la presidencia de Clinton. El artículo completo se publicó en la revista Foreign Affairs el 11 de agosto de 2025.
Ideas clave
Froman plantea que, si Washington continúa su rumbo actual, definido por el unilateralismo, el transaccionalismo y el mercantilismo, las consecuencias serán nefastas. Si las dos mayores economías del mundo operan fuera del sistema basado en reglas, otros países harán cada vez más de lo mismo, lo que generará creciente incertidumbre, lastrará la productividad y reducirá el crecimiento general.
Sin embargo, aferrarse al viejo sistema y añorar su restauración sería ilusorio e inútil. La nostalgia no es una estrategia; la esperanza tampoco. El reto consiste en crear un sistema de reglas distinto del antiguo sistema basado en reglas. El documento es interesante pero limitado al circunscribirse a la mirada norteamericana de que los problemas del sistema comercial global se debieron principalmente a China.
Partir de cero
Según Froman esto requerirá empezar de cero. La mejor opción para avanzar es crear un sistema compuesto por coaliciones con ideas afines, que juntas constituirían una red de relaciones plurilaterales abiertas, más pequeña y flexible que el sistema multilateral de comercio. Algunas coaliciones serían mecanismos para la integración y liberalización del comercio. Otras podrían servir para asegurar las cadenas de suministro o incluso para restringir el comercio en beneficio de la seguridad nacional.
Algunos países serían miembros de múltiples coaliciones con diversos propósitos, y las coaliciones probablemente tendrían membresías superpuestas y una geometría variable. Desde un punto de vista puramente económico, este sistema sería subóptimo y menos eficiente; pero bien podría ser el resultado políticamente más sostenible que evitaría que el unilateralismo se descontrolara. En resumen, permitiría una economía global moldeada por reglas, incluso sin un sistema global basado en reglas.
Antecedentes
Froman nos recuerda que el sistema de comercio mundial se desarrolló como parte de la estructura económica multilateral que EEUU lideró en construir, comenzando durante Segunda Guerra Mundial y continuó hasta principios de este siglo. En su fundación, la OMC contaba con 76 países miembros; hoy, cuenta con más de 160, que representan el 98 % del comercio mundial.
Los responsables políticos estadounidenses esperaban que el sistema comercial basado en normas se expandiera para abarcar a antiguos adversarios como Rusia, y China. Las normas mejorarían la estabilidad, promoverían la apertura y la integración, y facilitarían la resolución pacífica de disputas económicas, en beneficio económico y estratégico de EEUU.
Sin embargo, incluso antes de que este sistema estuviera plenamente implantado, surgió oposición, comenzando a principios de la década de 1990 con el intenso debate sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La primera reunión ministerial de la OMC celebrada en EEUU en Seattle en 1999, fue recibida con protestas masivas que acapararon los titulares.
Confusiones
Froman, en intensa defensa del sistema comercial previo, señala que quienes lo critican tienden a confundir los efectos de la globalización con los de la política comercial. La globalización en sí misma tuvo menos que ver con los acuerdos comerciales que con la tecnología, en particular con la invención del contenedor marítimo y la expansión de la banda ancha. Asimismo, la disminución del empleo manufacturero en EEUU —uno de los principales perjuicios atribuidos al comercio— también se debió principalmente al cambio tecnológico.
De hecho, anota Froman, la disminución del empleo manufacturero, que se produjo en los países industrializados avanzados, comenzó mucho antes de que Washington firmara acuerdos comerciales importantes. El porcentaje de empleo estadounidense en el sector manufacturero se redujo entre dos y cinco puntos porcentuales por década desde la década de 1970 hasta la primera década de este siglo. El surgimiento de China aceleró esta tendencia, pero no la causó por sí sola.
Sistema problemático
Froman reconoce principalmente problemas del sistema multilateral por la presencia de China. Para él, este ordenamiento tenía defectos de diseño que resultaron especialmente evidentes con el ascenso de China y sentaron las bases de su declive. Estos incluían la debilidad ante las subvenciones estatales y el comportamiento no mercantil de las empresas estatales, así como la desprotección de los derechos de propiedad intelectual.
Asimismo, la dificultad de graduar a los miembros de la condición de países en desarrollo, lo que les permitía un trato más indulgente; y un proceso de toma de decisiones por consenso, con veto de un solo país, que hacía prácticamente imposible la reforma. Las normas de la OMC sobre propiedad intelectual, subsidios y empresas estatales resultaron insuficientes ante el surgimiento e integración de China.
Su sobrecapacidad industrial, sustentada por preferencias internas, subsidios estatales y protecciones del mercado, fue responsable en gran medida de la situación actual. Por otra parte, a medida que la estrategia económica de China ponía cada vez más en entredicho la integridad de un sistema comercial diseñado para promover la integración y la interdependencia, Washington se volvió más escéptico respecto al propio sistema. Hoy en día, las tres funciones principales de la OMC se han paralizado: como foro de negociación, organismo de supervisión y de solución de diferencias.
Ganancias y pérdidas
Froman es un claro defensor del sistema comercial viendo principalmente sus aspectos positivos. Él recuerda que ha desempeñado un papel fundamental para sacar de la pobreza a mil millones de personas. Asimismo, que el beneficio más evidente ha sido para los consumidores estadounidenses especialmente de bajos ingresos, al brindarles acceso a más y variados bienes a precios más reducidos.
Por otra parte, los acuerdos comerciales también facilitaron la exportación de productos y servicios fabricados en EEUU al eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias en otros mercados. De este modo, redujeron el impulso para trasladar la producción al extranjero para atender a esos mercados.
También la política comercial ha contribuido a nivelar el terreno de juego para los trabajadores estadounidenses, presionando a otros países para que adopten mejores prácticas ambientales, laborales, de propiedad intelectual, regulatorias y anticorrupción.
Froman reconoce que hubo poca comprensión de la necesidad de políticas internas, como asistencia efectiva para la transición de los trabajadores, programas de aprendizaje permanente y de capacitación, y estrategias de desarrollo económico basadas en el lugar, que abordaran agresivamente los efectos localizados de la globalización.
Daños
Froman anota que las guerras comerciales actuales casi con certeza terminarán con barreras comerciales significativamente más altas. Esto impondrá costos a los consumidores estadounidenses y desafíos a las empresas estadounidenses. Más de la mitad de las importaciones estadounidenses actuales son bienes intermedios: insumos para la producción de bienes finales. La incertidumbre agrava todos estos costos en consumidores, empresas e inversores que tienden a mantenerse al margen.
Luego está el costo de las represalias y la imitación, ya que otros gobiernos responden y siguen el ejemplo de EE.UU imponiendo sus propios aranceles y restricciones. Si los países toman represalias, perjudicarán las exportaciones estadounidenses, incluida la agricultura. La imitación también podría implicar una expansión radical del uso de las justificaciones de emergencia y seguridad nacional para convertir el comercio en un arma.
Nuevas coaliciones
Froman señala que un sistema comercial anárquico es indeseable, pero volver al statu quo anterior es imposible. La opción más viable es construir uno nuevo en torno a un plurilateralismo abierto: coaliciones de países que comparten intereses en áreas específicas y se unen para adoptar estándares elevados en ciertas cuestiones, y luego permanecen abiertos a otros países con intereses similares y dispuestos a implementar dichos estándares.
Para algunos países, estas coaliciones podrían centrarse en la liberalización comercial, basándose en la voluntad compartida de facilitarse mutuamente acceso al mercado, total o parcialmente, para promover la integración y la eficiencia económica. Para otros, las coaliciones podrían ser vías para promover la armonización regulatoria o abordar nuevos temas.
En algunos casos, prosigue Froman, una coalición de países con intereses similares en materia de seguridad nacional podría coordinarse en materia de transferencia de tecnología y política industrial; en otras palabras, en torno a un enfoque común para restringir el comercio en lugar de facilitarlo.
Una coalición podría, por ejemplo, desalentar a sus miembros de importar ciertos productos y servicios, como infraestructura de telecomunicaciones, de países que representan una amenaza para la seguridad nacional, a la vez que fomenta el desarrollo de cadenas de suministro seguras entre sus miembros. O podría armonizar los controles de exportación y establecer normas comunes para el uso de subsidios estatales.
Incentivos
¿Cómo debería EE.UU incentivar a los países a unirse a estas coaliciones? Una opción es aprovechar su ecosistema de innovación: la combinación única de universidades de primer nivel, inversión en I+D, Estado de derecho, mercados de capitales profundos, acceso a capital de riesgo y cultura emprendedora.
El valor de mantener el liderazgo científico y tecnológico estadounidense debería ser evidente, especialmente en el contexto de la rivalidad entre grandes potencias. Un club de países podría asegurar acceso preferencial a estas oportunidades y a las que ofrecen otros miembros del club a cambio de alinearse con una gama más amplia de intereses económicos y de seguridad nacional.
Estas coaliciones serían abiertas, lo que significa que los países que puedan y estén dispuestos a cumplir con los estándares podrán unirse. Algunas podrían ser bastante pequeñas, centradas en asegurar las cadenas de suministro de semiconductores. Otras podrían representar grupos más grandes de países dispuestos a acordar un conjunto más amplio de normas para regir las relaciones comerciales y de inversión en general.
Reflexión final
Froman reconoce al final que ni los costos ni los beneficios del sistema comercial previo se repartieron equitativamente, y los problemas distributivos rara vez recibieron la atención adecuada por parte de los responsables políticos. Estas desventajas persistirán incluso en el sistema mejor diseñado, y será esencial encontrar mejores soluciones para los perjuicios.
Cualquier nuevo sistema debe ir acompañado de un conjunto de políticas nacionales diseñadas para garantizar que los trabajadores y las comunidades estadounidenses puedan prosperar, ya sea que ese cambio provenga del comercio, la tecnología o la inmigración. Las administraciones anteriores han hecho modestos intentos de desarrollo económico local y de capacitación laboral, pero nunca con la seriedad de propósito ni el grado de priorización necesarios. Estas políticas podrían ser aún más urgentes tras las guerras comerciales de Trump, de la incorporación acelerada de la IA y la Robótica.