De la ternura al dolor: cómo los grandes poetas peruanos han inmortalizado a la madre en versos que atraviesan regiones, idiomas y generaciones
Por José Beltrán Peña
En todas las artes el creador o recreador ha tenido como temática de trabajo la figura de la madre. La poesía no está exenta de ello (infantil, educativa y de mayores) e inclusive en las dedicatorias que hace el autor en sus libros. Por supuesto que no todos llegan a buen puerto comunicativo y literario, por la única y sencilla razón que dichos poemas son los más difíciles de escribir en cualquier estilo.
Además de ello en el caso del Perú, influyen las costumbres, la naturaleza, la historia, las etnias, religión, etcétera que la hace más compleja para su comprensión y valoración, pero paralelamente a la poesía peruana la hermosea maravillosamente por su diversidad y diferentes sentires.
Esta fecha me toca directo al corazón y al cerebro puesto que tuve una humanísima madre ayacuchana, llamada Hortencia Peña de Beltrán quien falleció en mis brazos de un ataque al corazón por amar tanto, y su última mirada es como una luz divina y muy humana de la despedida final que me sigue y me cuida, lo siento así.
Algunos me dicen que el acto de esa despedida es una bendición, es un honor, pero la verdad que es lo más triste, es indescifrable; solo les puedo decir que cuando muere la mamá no encontrarás una mujer que te ame tanto de verdad, y tu vida cambia o comienzas a morir.
Por ello escribí lo siguiente:
“Este año las vacas no han lucido sus mejores aretes / la mala hierba invadirá las chacras anudando a las flores / la cueva del abuelo retumbará por más cañazo y cigarro negro / El águila atrapará una serpiente y se ahorcará en pleno vuelo” (Del poemario, Hortencia amor-osa. Lima, Gaviota Azul Editores, 2020, 2022 y 2024).
En esta oportunidad anotaré fragmentos de poemas peruanos que tocan diversos “momentos e impulsos” de la relación madre-hijo de autores de las tres regiones y pertenecientes a distintas generaciones:
Iniciemos con un poema dulce de infantilidad pero bellísimo en la existencia humana:
“Se pone la M / se pinta la A / las dos se cogen / diciendo MA / Otra M y una A / vienen corriendo / se dan la mano / repiten MA. / las cuatro hermanas / pegando un salto / sobre mi boca / dicen MAMÁ. (Jorge Ortiz Dueñas – Chancay)
Un sentir poético y valorativo de la vida y el tiempo compartido:
“En ahumada lejanía / aleve / visión de bien querida / memoria / madre / tú sabes de mi dolor / al saberte / de la vida ida” (Yolanda Westphalen – Cajamarca)
La figura de un recuerdo siempre vivo en una prenda de vestir:
“Me la regaló mi madre / modesta es cierto/ pero lucíala orgulloso / en la sorprendente aventura / de salir a estudiar (…) Era mi uniforme de batalla en clases / Era mi amuleto en los exámenes / y mi traje seductor en el romance. / Adquirida en ocasión, es cierto / pero ¡Cómo sirvió! / Hoy, casaca roja y humilde / te venero en mis recuerdos / pues eres símbolo sagrado / del amor eterno de mi madre” (Juan Ataucuri García – Callao)
Escrito metafóricamente cuando el hijo valora y respeta los consejos y deseos de la madre pero elige un rumbo propio:
“Los días de mi madre / era barrer con un cepillo / y lustrar para que no entre el demonio. / Pero el demonio ya había entrado. / Y me nacieron estas enormes manos. / Estas enormes manos que no cesan de escribir” (Jorge Pimentel – Lima)
Cuando el hijo que se encuentra en desgracia en una celda por algo justo o no pero que le impiden ver o despedirse de su madre:
“Quise volver a ella y lo impidieron / pensé volar allá, pero me ataron / grité, grité, más nadie me escuchó / hasta que cierta noche llegó un cable: / Mamá murió / y dejé de ser hijo para siempre” (Gustavo Valcárcel – Arequipa)
La madre siempre será una muerta inmortal:
“Así, muerta inmortal / Entre la columnata de tus huesos / que no puede caer ni a lloros, / y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer / ni un solo dedo suyo. / Así, muerta inmortal / Así. (César Vallejo – Santiago de Chuco)
El tema del perdón para con la madre porque no pudo “dar más” en la vida por tener valores y principios inculcados por ella:
“Perdóname mamá, por tanto desatino / tú sabes, si no salí adelante / no fue tanto / por mi mala cabeza / sino / por mi falta de concha” (Leoncio Bueno)
La simbiosis y las figuras del nacer y morir, que en verdad ambos actos traen felicidad y lo contrario para otros, en este caso se toma la figura de Marilyn Monroe:
“La única / y pequeña diferencia es que Marilyn reventó / al tomarse cincuenta cápsulas de Nembutal / y que mi Madre / me parió a mí. / Lo cual verdaderamente es casi lo mismo” (Lizardo Cruzado – Trujillo)
Un haiku especial que viene a ser como una sentencia hasta que uno muere:
“Está bien madre / puesto que ha de ser así / serás mi sombra” (Max Dextre – Lambayeque)
A la madre selvática con su naturaleza:
“Madre Samiri: / Aquí nos tienes sembrados en ti / albergados en tus puertos y florestas / erguidos desde ti para protegerte / amamantados en tu interminable río / donde navegamos desde el inicio de las edades (Ana Varela Tafur – Iquitos)
O este otro poema casi del mismo corte para la madre del monte:
“Madre shipiba con cabellos de piazabat / tu ombligo abierto es una chacra / que alimenta los montes y las cochas / en cuyas riberas cienagosas / cantan y arrullan seductoras las tanrillas” (Ulises Reátegui – Lamas)
El sentir del recuerdo de la niñez andina con su madre
“Con panes tibios y api caliente te vas awicha / con olor a canela y a tu chalina de alpaca / tus tardes costureras fueron largos hilos / ensartados en la aguja del recuerdo / una ventana pálida y otra luz cortante / traen aquel ambiente de mates y bostezos / ahora que tu manta nos abriga los calambres / esos patios de afuera donde jugábamos wawas / se abren al sol (Boris Espezúa Salmón – Puno)
El orgullo de la madre patriota y con honor de dar a su hijo para que defienda una causa justa o a su país:
“Madre danos a tu hijo / nos ayudará en la guerra / por defender nuestro pan / la libertad y la tierra / a cambio de tu tesoro / no hay nada para ti / Y la madre dijo ¡Sí! (Omar Zilbert – Tacna)
La impotencia sin tiempo ante la muerte de la madre:
“Madre pienso / madre siento / / ¡MADRE! Grito / con todo el cuerpo, con toda el alma” (Ricardo González Vigil – Lima)
Cuando el hijo cae en desgracia por enfermedad, pero el ser que siempre estará y llegará es la mamá:
“Pero ella siempre / llega. Puede fallar / la lluvia o el sol / de primavera, pero / mi madre viene / y trae la bandeja / de vida que me falta” (Winston Orrillo – Lima)
Y como soy inclusivo y respeto, y valoro los 48 idiomas existentes en el Perú, les dejo un hermoso texto del escritor andahuaylino, José María Arguedas en quechua:
“Manan ñausachu kani / ayk emusianin, mamay / kayk´aya yawar wek´ayki / puririsianña / tukuy auk akunata / mancharichispa / ek´epachispa. / ¡Mamallay mama! / Amaña wak aychu / Ñawiykssanmi: / K´awaykullaway / Diospa heridan / Llumpay ñawiykiwan.
¡Feliz día de la madre todos los días!
Dedicado a mis abuelas, Alicia Castro (Ayacucho) y Andrea Torres (Cajamarca).
José Beltrán Peña: Escritor (poeta, narrador), investigador, antólogo, crítico literario y promotor cultural. Presidente de la Sociedad Literaria Amantes del País. Retrato realizado por el artista plástico, Ever Arrascue
