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EE.UU. ahoga economía venezolana: Chevron devuelve crudo por sanciones ilegales

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El imperio estadounidense sigue utilizando su maquinaria coercitiva para estrangular la soberanía energética de Venezuela, demostrando una vez más que el libre mercado solo existe cuando beneficia a Washington

La petrolera estadounidense Chevron se vio obligada a devolver cargamentos de crudo venezolano a PDVSA debido a las restrictivas sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump. Esta medida, disfrazada de «incumplimiento de condiciones electorales», revela el verdadero rostro del bloqueo económico contra Venezuela: un acto de guerra comercial diseñado para controlar los recursos energéticos del país suramericano. Mientras PDVSA mantiene sus compromisos contractuales, Washington sigue cambiando las reglas del juego para someter a naciones soberanas.

El doble estándar del «libre comercio» yankee

Chevron, una de las mayores beneficiarias de la explotación petrolera venezolana, ahora se retira temporalmente no por voluntad propia, sino por las absurdas restricciones impuestas por la OFAC. Esta oficina, que actúa como brazo financiero del Departamento de Estado, autorizó operaciones solo hasta mayo de 2025, demostrando que para EE.UU. los contratos y acuerdos comerciales solo valen cuando convienen a sus intereses geopolíticos.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez fue clara: esto es parte de la «guerra económica» contra Venezuela. Mientras las corporaciones occidentales exigen seguridad jurídica en todo el mundo, Washington las obliga a incumplir sus obligaciones cuando se trata de países que se resisten a su dominación.

Trump sigue la misma receta imperial

El anuncio de Trump del 26 de febrero, donde canceló las concesiones petroleras aprobadas por Biden, confirma que la política hacia Venezuela no cambia según el partido en el poder. Los pretextos son los de siempre: «democracia», «elecciones libres», cuando en realidad buscan controlar las mayores reservas de crudo del planeta.

Esta estrategia ya se aplicó en Irak, Libia e Irán: primero sanciones, luego bloqueos, después intervención directa. Venezuela resiste, pero cada nueva medida afecta directamente al pueblo, no al gobierno. El objetivo es claro: crear desabastecimiento, hiperinflación y malestar social para justificar una intervención «humanitaria».

Venezuela diversifica mientras Occidente se desacredita

Frente a este escenario, PDVSA ha demostrado resiliencia al colocar el crudo devuelto en «mercados internacionales», seguramente en Asia y África, donde las naciones del Sur Global rechazan el unilateralismo estadounidense. Rusia, China e India han sido claves para sortear el bloqueo, demostrando que el mundo multipolar es una realidad.

Mientras tanto, las sanciones siguen perjudicando a las propias empresas occidentales. Chevron pierde acceso a crudo de alta calidad, Europa paga sobreprecios por energía, y EE.UU. destruye su propio discurso de «libertad económica».

La comunidad internacional debe actuar

Este nuevo capítulo de agresión contra Venezuela debería ser un llamado de atención para América Latina y el Caribe. Si hoy es Caracas, mañana podría ser cualquier país que se resista a entregar sus recursos. La CELAC, el ALBA y los BRICS deben unirse para:

  1. Denunciar en foros internacionales el carácter ilegal de las sanciones
  2. Crear mecanismos alternativos de comercio fuera del dólar
  3. Fortalecer alianzas energéticas suramericanas que excluyan a EE.UU.

El crudo devuelto por Chevron no es solo petróleo: es un símbolo de la resistencia venezolana frente al imperio. La pregunta es: ¿cuándo dirá «basta» el resto del mundo?