La situación legal del gobernador regional del Callao, Ciro Castillo, se complica cada día más. Y es que la Procuraduría Pública Especializada en Delitos de Corrupción lo denunció por el presunto delito de colusión agravada y tráfico de influencias.
La medida también incluyó a la exsecretaria y con quien ha sido vinculado sentimentalmente la autoridad chalaca, Elvira Madalengoitia, que sería la persona que recibió 150 mil soles en efectivo de parte de un empresario que aún se desconoce su nombre.
Cabe destacar que Elvira Madalengoitia laboró con Castillo en el gobierno regional, pero supuestamente fue retirada tras conocerse que mantenía una presunta relación sentimental con él. Ambos fueron captados besándose en las oficinas del Gobierno Regional del Callao.
Pero al parecer la influencia y poder de Elvira Madalengoitia Cajal en el Gobierno Regional del Callao, siguen intactas. A pesar de ya no trabajar en esa institución, la exasistente del gobernador Ciro Castillo, con quien se le vincula sentimentalmente, tiene a su disposición un vehículo y chofer de la institución chalaca para su uso personal.
De acuerdo a la denuncia periodística de ATV Noticias, la mujer hace uso a su antojo de una caminoneta plateada que la recoge de su casa y la lleva a varios puntos del primer puerto chalaco.
El medio presentó imágenes que ponen en evidencia el poder bajo las sombras de Madalengoitia, quien salió a la luz tras el escándalo del beso con el gobernador Castillo Rojo, quien luego negó tener cualquier vínculo amoroso con su entonces asistente.
La Woman del Callao escolatada
Según los videos difundidos por ATV Noticias, la llamada ‘Woman del Callao’ sale de su casa en el distrito de Carmen de La Legua y afuera la espera una camioneta con un cartel de vehículo oficial en el parabrisas. La placa de la unidad, EGC-299, está registrada a nombre del Gobierno Regional del Callao.
El uso de esta unidad por parte de Elvira Madalengoitia sería ‘exclusivo’, ya que la misma camioneta fue filmada haciendo diversos traslados a la mujer, en diferentes días, ya sea para ir de compras o para asistir a diversos lugares particulares, muy ajenos a la actividad institucional. Y la escena es la misma: como si se tratase de una autoridad de alto cargo, espera que el chofer le abra la puerta para subirse al asiento posterior.