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Gobierno de Dina Boluarte ya es una dictadura cívico-militar donde no se respetan derechos

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Violento allanamiento de Universidad de San Marcos "fue un papelón policial"

Por Javier Soto

En entrevista con Diario UNO, la congresista de Cambio Democrático-Juntos por el Perú, Sigrid Bazán, manifestó claramente que el gobierno de la presidenta, Dina Boluarte, es una dictadura cívico-militar, en la que ya no se respeta ningún derecho. Tras calificar de “papelón policial” el violento y aparatoso allanamiento del campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Bazán descartó en lo absoluto que la situación del país “esté controlada”, tal y como lo ha señalado recientemente, la jefa de Estado.

Congresista Sigrid Bazán, ¿qué le suscita el discurso beligerante del último Mensaje a la Nación de la presidenta Dina Boluarte, del pasado 13 de enero, contra la protesta social?

Si, lamentamos el desconocimiento y, también, la lavada de manos que, no solo la presidenta, sino también el presidente del Consejo de Ministros y el equipo que lo acompaña, están haciendo, respecto a esta grave coyuntura social que atraviesa el Perú. Y de la misma manera agrego a quiénes como aliados están permitiendo que está escalada de violencia no sólo continúe, sino empeore. Esta lavada de manos y estos discursos solamente alimentan a que la población con mayor descontento siga viniendo a Lima para pedir algo que es de lo más realizable: la renuncia de la señora Dina Boluarte, que constitucionalmente se permite, y que es una decisión personal que de inmediato podría hacerse, con lo que, sin duda, podría apaciguar lo que hoy ya está escalando a niveles impensados.

Justamente, en ese contexto, la toma policial violenta de la Universidad San Marcos ha acabado en un fiasco tras la liberación de 192 del total de 193 detenidos, y la retención de solamente uno con requisitoria.

Me gustaría resumir está intervención policial como la de “un papelón de la policía”. Pero no sólo es un papelón. Hay una responsabilidad muy grave (de parte de las autoridades). Estoy hablando incluso de responsabilidades políticas, penales y administrativas. Y te habla alguien que estuvo en San Marcos durante el alojamiento de las personas y durante también el desalojo entre comillas que realizó, de manera arbitraria y violenta, la policía. Existe una multiplicidad de responsabilidades detrás del papelón policial, que no solamente ha sido un fiasco, sino que ha sido el origen de una serie de denuncias que, sin duda, diversos actores van a interponer.

¿Cuán preocupante resulta esta acción que vulnera la autonomía universitaria y nos retrotrae a los regímenes dictatoriales de años anteriores?

Sí, yo creo que hay un retroceso total. Y que se ha generado una corriente de opinión muy perversa y peligrosa, de parte de un grupo de la ciudadanía que está siendo alimentada e informada por muchos medios de comunicación. Y lo tengo que decir, de la manera más dolorosa. Medios de comunicación muy injustos con la realidad y con la verdad que no contrastan las fuentes con las que presentan diversos reportajes o noticias que finalmente terminan haciendo daño, y a que esta opinión pública realmente considere que uno de sus principales enemigos es otro peruano como él o como ella. Enfrentando peruanos contra peruanos, al decir que hay un grupo de terroristas, de vándalos, de delincuentes, cuando eso no se está viendo.

Esto que usted nos señala es muy grave…

Sí, consideramos muy grave este retroceso, ya que, por ejemplo, en cuanto a la defensa de los Derechos Humanos, hoy un defensor de Derechos Humanos es considerado como un terrorista.  En cuanto a la defensa del debido y legítimo proceso, a la hora de realizar intervenciones policiales, que quienes alzamos la voz, incluso para protestar por cosas que nos molestan, ya estamos siendo descalificados y estigmatizados. Lamentablemente, en todo esto juega un papel muy importante el propio Congreso de la República, del que, debo decir, me avergüenzo pertenecer. Y, finalmente, el Poder Ejecutivo que hoy día se ha convertido ya en cualquier cosa, menos en un gobierno democrático.

En ese sentido, entonces ¿usted consideraría que este gobierno podría ser catalogado como una dictadura cívico-militar?

Sin duda, sin duda. Yo creo que ya hemos llegado un momento en el cual no se está respetando ningún derecho. Y (eso es lo que es) un régimen o un gobierno que no respeta derechos, por más de que haya habido una sucesión constitucional; incluso, si hubiera habido una elección democrática. Pero un gobierno que asesina, que reprime, que maneja ciertos medios de comunicación, en donde el premio es tenerlos como “fuentes de comunicación”, pues yo creo que no tiene otro nombre.

Y en medio de esta polarización que usted bien describe, ¿Adónde se dirige el país con la decisión de Boluarte de aferrarse al poder aplicando la política represiva de la mano dura?

Yo creo que un gobierno que se aferra al poder bajo o con el único apoyo de las Fuerzas Armadas, que es casi el único apoyo que le queda a la señora Boluarte, claramente es un régimen autoritario, es un régimen dictatorial, es un régimen que algunos creo que lo han calificado como militar. Hay sin duda responsabilidades particulares que tendrán que investigarse. Yo en su momento pedí, no solo la renuncia de Dina Boluarte, sino la renuncia de los altos mandos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, como señal de que son dos instituciones que también tienen que renovarse.

¿Desde el Congreso, y aún siendo minoría, la izquierda maneja alguna acción al respecto?

No olvidemos que, en este papel de esas instituciones, responde a un ministerio del Interior. Hoy estamos presentando una moción de interpelación contra el ministro. Ya la tengo redactada y está a la espera de que distintos congresistas puedan firmarla, para interpelar y, finalmente, censurar a un ministro del Interior (Vicente Romero) que no ha sabido responder sobre la intervención del campus universitario de San Marcos; o sobre el uso de armas de fuego no disuasivas, que más bien terminaron matando personas en Puno, en Juliaca, entre una serie de preguntas que estamos preparando en el pliego.

¿La situación del país está controlada, tal y como lo ha señalado la jefa de Estado?

En absoluto. Y eso demuestra nuevamente la ceguera, la ambición, y esta naturaleza de querer aferrarse al poder, cueste lo que cueste. La única prueba en estos momentos para hacer la detención con la cual la presidenta quería dar a entender de que tenía todo bajo control, fue la intervención policial de San Marcos. Pero este control más bien se le ha ido de las manos. La Unión Europea se ha pronunciado pidiendo el respeto a los derechos humanos, y respeto al diálogo. Instituciones internacionales, como la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se han pronunciado igualmente.  Ciertos países también han comenzado a expresar sus preocupaciones a través de sus autoridades y esto no es interferencia. Esto es una preocupación, y hoy el Perú es el centro de esa crítica que, lamentablemente, la señora Boluarte desconoce y no escucha.

En todo caso, ¿usted cree posible que puede haber alguna salida a la crisis con un eventual cambio o licenciamiento del primer ministro, Luis Alberto Otárola?

Hay voces un poco más suaves que creen que con la salida total del gabinete van a calmarse un poco los ánimos, y se va a abrir un espacio de dialogo. La verdad, lo dudo, porque si escuchamos a las personas, éstas piden la cabeza.  No se conforman con mandos medios. Yo creo que aquí lo más sano o realizable es que la propia presidenta presente su renuncia. Que se la aceptemos en el Congreso, y que el propio Parlamento también dé paso a que haya una transición posible.

¿Pero ¿cómo se resolvería este callejón sin salida para el país, ante la negativa rotunda a renunciar, por parte de la presidenta Boluarte?

Creo que con lo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, lo que se ha hecho es generar más malestar. Las personas y los compatriotas en sus regiones están viendo que se los asesina. Luego vienen a Lima, porque en la capital supuestamente las cosas están más controladas, ya que aquí no se mata “supuestamente”, pero los detienen, los humillan, los golpean, los desnudan. Entonces, lo que he escuchado, de las propias organizaciones sociales y confederaciones regionales, es que éstas van a seguir mandando personas a Lima. Además, no veo que haya un ánimo de calma o de diálogo, cuando esta persona se aferra al poder. Yo temo mucho por lo que vaya a suceder en los próximos días.