
Que viéramos a Greta Thunberg, una niña sueca de 15 años, dejar de ir un día viernes al colegio a ponerse delante del parlamento sueco y protestar por la inactividad de los políticos para revertir el calentamiento global, es sinónimo que algo muy malo está por suceder y que los adultos no somos capaces de afrontar.
El mismo Papa Francisco mencionó sobre las acciones que deben tomar los gobiernos para disminuir el calentamiento global: “…se observa cómo los compromisos contraídos por los estados todavía son flojos y están lejos de alcanzar los objetivos previstos”.
En su libro “Una verdad incómoda”, Al Gore, nos menciona como el calentamiento global nos lleva a una extinción progresiva e irreversible si sobrepasamos la valla de lo razonable. Él lo explica con el ejemplo de los sapitos: mientras comienza a hervir el agua de dos recipientes donde un sapito está dentro de uno de ellos y el otro está afuera, el sapito que va sintiendo el calor lentamente se llega a quemar y morir porque se adaptó lentamente a la agónica muerte, mientras que, si al otro sapito se le introduce en el otro recipiente de agua hirviendo, va a pegar un salto y escapar de morir quemado. Así nos explica cómo nos estamos quemando lentamente sin darnos cuenta de nuestro fatal desenlace.
Todos percibimos que las temperaturas están en constante cambio, el frío invernal es menos intenso y el calor de verano más fuerte, y no sólo en el Perú sino en todo el planeta, además, los fenómenos naturales como lluvias copiosas, inundaciones, huracanes e incendios forestales son más frecuentes. Para los que conocimos el Nevado del Pastoruri en Ancash e ingresábamos por la cueva de hielo y sus serpenteantes cúmulos de nieve con las que uno podía jugar, nos sentimos atónitos ahora al verlo casi sin nieve y sin la magia que tenía ante los turistas por su impresionante paisaje lleno de blancura.
También el volcán Misti que en fotos antiguas se veía como una borla blanca de nieve rodeando la cabeza de un cóndor andino, ahora parece la cabeza de un buitre, casi desprovisto de nieve. Y cuantos ejemplos más sobre el deshielo muy cerca de nosotros en los andes peruanos. Además, es bien sabido que los grandes Iceberg se están soltando, sumergiéndose en aguas internacionales, debido al desprendimiento en los polos y esto conllevaría a una variación de densidad del agua entre su superficie y la profundidad por donde avanza más las corrientes marinas, enlenteciendo sus movimientos subacuáticos con todos los problemas que esto causa.
La constante emisión de CO2 es la responsable directa de la subida de temperatura en la corteza terrestre. Así mismo, el uso indiscriminado de aerosoles destruyó y sigue destruyendo gran parte de la capa de ozono que bloquea el ingreso de los rayos ultravioletas provenientes del sol.
Seguimos generando CO2 proveniente del uso de combustibles fósiles para los carros y todo tipo de movilidad aérea, terrestre o marítima. Pero quien genera el doble de CO2 es la industria eléctrica y centrales térmicas, así como también la agricultura y ganadería.
¿Sabían que una hectárea de cultivos de pan llevar alcanza para alimentar a muchas familias por un año completo sin producir mayor contaminación, mientras que esta misma extensión de terreno sólo sirve para alimentar 3 o 4 vacas que sí producen contaminantes como el metano y el CO2? Esa incongruencia por generar proteínas de origen animal para los de mayores recursos, hace que la tierra deje de ser utilizada para la alimentación de toda una población y que actualmente en el Perú muchos compatriotas estén pasando hambre.
Todos los científicos han puesto la voz de alarma ante el calentamiento global porque los diseños matemáticos a futuro no son nada buenos, pero sí hay forma de revertirlo. Mauricio Villagrán Valenzuela, de la facultad de ingeniería de la UCSC de Chile, menciona que “se logró una reducción de emisiones (de CO2) estimada en 6.4% del total, lo que es un hito sin precedentes para el registro de emisiones desde 1990” producto del encierro mundial por la pandemia. Por lo tanto, sí existe la forma de revertir la catástrofe mundial si nosotros mismos o nuestros políticos tomamos decisiones en base a reducir el uso de carburantes, como sucedió durante la cuarentena.
En la naturaleza los seres vivos se desarrollan mejor con temperaturas tibias o cálidas, pero no frías, salvo algunas excepciones. Los árboles y las plantas florecen en primavera y se desarrollan en verano, los humanos somos más proactivos en primavera y verano que en invierno, muchos animales invernan en esta estación y salen de sus madrigueras y refugios en primavera. Exactamente igual ocurre con la población de insectos que pueden volverse plagas si su aumento es exponencial en verano, por lo que la industria agrícola avanza rápidamente tratando de controlar nuevas plagas que se hacen aún más resistentes a los antiguos insecticidas.
Pero existen unos seres vivos que son tan pequeños, microscópicos que crecen logarítmicamente con el aumento de cada medio grado de temperatura y podrían llegar a acabar con la humanidad si no estamos atentos a su explosión demográfica y a la susceptibilidad del humano ante ellos.
Por lo pronto, están cambiando las reglas de juego, cada vez nos amenaza una pandemia más cerca de la otra. El ébola, la fiebre de Lassa, la CoViD-19, la Viruela del mono y la hepatitis viral, entre tantas otras virosis que van a seguir sumándose a los constantes riesgos de atacar a los humanos. Las enfermedades infecto contagiosas van a ir en aumento con el calentamiento global y también tenemos el problema de la industria que está dejando de lado la investigación de nuevos antibacterianos que sean susceptibles a bacterias muy agresivas y resistentes a casi todos los tratamientos. Otro grupo muy peligroso son los hongos. Durante la pandemia se presentó el hongo negro o mucormicosis que causó mucho daño a las personas que lo padecieron.
No ha de extrañarnos que otra epidemia o endemia focalizada proveniente de una zoonosis o no en alguna zona del planeta pueda convertirse en pandemia por la globalización.
Debemos prepararnos porque nuestros políticos no van a estar interesados en cambiar el curso del calentamiento global, comencemos cada uno de nosotros a cambiar nuestra actitud, disminuyendo el consumo de combustibles, desconectando los aparatos eléctricos, usando los focos led que calientan menos y duran más, solicitando al estado el uso de energías renovables, así como el uso de transporte público y carros eléctricos.
Mantengamos la costumbre de lavarnos las manos con agua y jabón o sino con alcohol, usando mascarillas cada vez que uno esté resfriado para no contagiar al prójimo, disminuyendo el consumo de carnes rojas y aumentando el consumo de vegetales producidos en cada región. De nosotros depende preservar nuestra existencia.